Los bancos y su burbuja (de soberbia)

Desde mi punto de vista, no me gustan los periodistas que hacen periodismo de periodistas, ¿qué quiero decir con ello? que como en todos los aspectos de la vida, no todos estamos de acuerdo en nuestras ideas y pensamos distinto, pero cuando se exponen a la luz ideas, la cosa es más fuerte. Por eso, cuando se enfrentan ideologías políticas existen diferentes posturas, populares y socialistas, derecha e izquierda, y eso desde los medios solemos comentar.

Pero cuando el periodismo transforma su línea, y pasa de analizar, criticar o marcar posturas de otros sectores para referirse a los de la misma profesión, eso ya se transforma en temas personales y no de interés público, sino sectorial. Comento esto como introducción porque este artículo no tiene como finalidad atacar a los colegas que trabajan en las empresas sino para que de una vez por todas, aquellos que lo son, y para los que no, pero cumplen con ese rol, entiendan que los departamentos de comunicación, deben ser un nexo entre la sociedad, y la empresa a la que representan.

Dicho esto, estas líneas dejan en evidencia una vez más que el hombre sigue tropezando con la misma piedra, y veamos un ejemplo concreto. Si en estos momentos existe un sector de la economía que está en el ojo de la tormenta y es sindicado por la ciudadania como uno de los mayores responsables de esta crisis feroz, es la banca.

Sin embargo, como lo hacen muchos líderes, suelen hablarnos a todos desde un pupitre mirándonos como hombres sometidos a sus leyes, sin darse cuenta que no son tan inmortales como piensan. Por lo tanto, cuando estalló este «holocausto» económico, comenzaron los impagos, la contracción del crédito, la quiebra de miles de comercios, los millones de parados, los indignados, etc, pensé que de una vez por todas la banca entendería que era responsable de gran parte de esta situación.

Automáticamente imaginé que bajarían del estrado divino donde se han situado y entenderían que sus clientes son tan fundamentales como los capitales que rondan por los pasillos del BCE y demás organismos. Pero no fue así, porque siguen pensando que sus clientes están cautivos, que el banco tiene el poder de quitarles y darles oxigeno y que la banca española es tan fuerte que hasta los alemanes la envidian.

Esta burbuja de soberbia pudo revertirse con una situación muy simple, y que a las entidades financieras no les costaba ni un euro, pero parece que no lo han comprendido, la mejor forma de «limpiar» su imagen, en el buen sentido, no en forma de soborno para hablar bien de ellos, era a través de una política comunicacional directa, con un ida y vuelta fluido entre los departamentos de comunicación y la prensa, pero cuando hablo del periodismo, no me limito solo a los «grandes emporios de las noticias» sino de los miles de nuevos medios que desde hace un tiempo están avanzando por sobre los gigantes del sector, que poco a poco empiezan a empequeñecer.

De seguro que este artículo que lo escribe un mero periodista será omitido por muchos, pero deja sentada la postura de miles de colegas que a diario sufrimos casi la omisión de la información. Me refiero a que quienes nos dedicamos a analizar productos financieros hemos de chequear las fuentes antes de publicar, no sería serio escribir un artículo de un nuevo depósito sin antes informarnos en la entidad de las condiciones.

Lamentablemente los cientos de correos que enviamos a los departamentos de comunicación se pierden entre «Elementos enviados» de nuestro ordenador y «Bandeja de entrada» de los bancos. Es increíble que no comprendan que para vender sus productos, para llegar al usuario, indefectiblemente deben pasar por nosotros para culminar la cadena en ellos, porque el cliente ya no quiere perder horas esperando en una oficina, para que cuando le atiendan de mala gana, tengamos que dejarles nuestro dinero, como si los bancos nos estuvieran haciendo el favor.

Y cuanto más grande la entidad, la soberbia es mayor, miles de requisitos para recibir una nota de prensa o algún dato que hemos solicitado para no faltar a la verdad, teléfono, correo, grupo de sangre, carnet de conducir, religión, pero para que tanta información, es que solo somos un nexo entre ellos y sus potenciales clientes, y después, a esperar que se dignen a informarnos, y en muchos casos, seguimos esperando una respuesta ¿es que es mucho pedir una ficha de un depósito? ¿qué secreto conlleva una IPF, está allí el paradero del sucesor de Bin Laden? Eso si, cuando escribimos algún nombre con un error de mayúsculas o minúsculas nos envían un toque de atención, por eso parece raro que no les lleguen nuestros correos.

En fin, los señores gerentes de bancos deberían pensar que nosotros no somos un «spam» para ustedes, al contrario, somos un canal de comunicación entre el banco, el producto que ofrecen y el cliente que quiere conocer las condiciones porque la publicidad con maños rojos ya no se la creen, para finalmente llevar el dinero a sus entidades.

Por lo tanto, no estaría mal que además de enviar tweetes de buenos días, comprendan que el mundo en que vivimos es comunicación al 100%, los canales de información se han democratizado, por desgracia de unos pocos, pero por fortuna para millones.

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One response to “Los bancos y su burbuja (de soberbia)

  1. Hola, gracias por su artículo. Totalmente de acuerdo con usted, espero poder seguir leyendo lo que escribe, porque sirve de inspiración.

    Saludos

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